CHORIZADA EN PUENTETOMA


Febrero/2020


Cuando me presentaron la idea de Pueblos Vivos fue como el destello de una estrella fugaz. Era luminoso y llamativo. Y también era un chorro de agua fresca. En primer lugar, porque quienes lo iniciaron, tenían algo diferente y novedoso en la Castilla que yo conocía: su juventud. Siempre he creído que los mejores cambios y quizás los únicos, deben salir de la mente de quien tiene mucha vida por delante. Otro aspecto tentador, fue que estas personas viven y disfrutan de sus pueblos, y sobre todo, que no desean salir de ellos para residir en capitales saciadas de soledad y caras desconocidas. Y a mí, que he salido de un lugar así a la búsqueda de un retiro, este proyecto me causó una grata y agradable sorpresa. Pues el hecho de que un grupo de personas quisieran dedicar una parte de su tiempo a que sus pueblos estén vivos, avivó mi interés e hizo que tomara esta iniciativa como algo sobresaliente. Y me apunté de inmediato.

El día empezó bien. No hacía demasiado frío para ser febrero y en Puentetoma se organizó una jornada para retomar una de las actividades de larga tradición en todos los pueblos de España. Al menos, parte de la tradición, ya que al cochino no le tuvimos que sacrificar. Esperábamos una afluencia considerable de participantes provenientes de varios pueblos de alrededor. Y he de reconocer que fue nutrida. El taller que se organizó fue para hacer chorizos. Se preparó una tanda de ellos picantes e igual cantidad, más o menos, sin picar para los paladares menos exigentes. Y para guardar la tradición, se trajo una artesa centenaria de Foldada que la utilizamos para empastar la carne. Y con procedimientos manuales lo fuimos embutiendo. Todos participaron, tanto del amasado como del atado de las piezas, cada uno provisto de sus guantes oportunos.

Cristina se manchó de pimentón amasando, Luis preparó y ofreció su receta de los aderezos, Santi trajo la máquina y nos demostró su valía a la hora de que no saliese demasiada masa por el embudillo mientras enseñaba a Simón; Fernando, Francisco, las tres o cuatro Teresa que participaron no tuvieron reparo a la hora de mancharse las manos, Carmen hizo un curso acelerado de cómo se atan los chorizos y creo que obtuvo un notable alto y los niños, ayudados por Isis, embutieron unos cuantos de ellos. Mientras tanto, otro grupo como Avelino, Fina, Tino, Sonia y los de La Puente, dispusieron unas mesas dentro de la Casa del Pueblo. David preparó los fogones y cuando estaba todo embutido y el fuego en su punto, empezó a cocinar unas jijas y un buen puñado de huevos fritos, que hicieron las delicias de todos los comensales. Hubo comida incluso para unos rezagados de Foldada que ya no pensaban comer. Algo de postre y una foto para inmortalizar el día.


Puentetoma fue un Pueblo Vivo ese sábado.


Autor: Luis








Fotografías: Pueblos Vivos

No hay comentarios :

Publicar un comentario